quinta-feira, 12 de junho de 2008

Taller de Aline


El realismo en Don Quijote


La primera parte supone un avance considerable en el arte de narrar. Constituye una ficción de segundo grado, es decir, el personaje influye en los hechos. Lo habitual en los libros de caballerías hasta entonces era que la acción importaba más que los personajes. Éstos eran traídos y llevados a antojo, dependiendo de la trama (ficciones de primer grado). Los hechos, sin embargo, se presentan poco entrelazados entre sí. Están encajados en una estructura poco homogénea, abigarrada y variada, típicamente manierista, en la que pueden reconocerse entremeses apenas adaptados, novelas ejemplares insertadas, discursos, poemas, etc.
La segunda parte es más barroca que manierista. Representa un avance narrativo mucho mayor de Cervantes en cuanto a la estructura novelística: los hechos se presentan amalgamados más estrechamente y se trata ya de una ficción de tercer grado. Por primera vez en una novela europea, el personaje transforma los hechos y al mismo tiempo es transformado por ellos. Los personajes evolucionan con la acción y no son los mismos al empezar que al acabar.
Como primera novela verdaderamente realista, al regresar Don Quijote a su pueblo, asume la idea de que no sólo no es un héroe, sino que no hay héroes. Esta idea desesperanzada e intolerable, similar a lo que sería el
nihilismo para otro cervantista, Dostoievski, matará al personaje que era, al principio y al final, Alonso Quijano, conocido por el sobrenombre de El Bueno.
El taller sobre el libro de Cervantes "Don Quijote de la Mancha", fue válido por intentar una manera de hacer que los alumnos se interesen por la obra sin por la obligación. Por la obra ser grande es casi imposíble que los alumnos de la enseñanza media se interesen por ella, por eso el profesor debe saber lo que hacer para llamar la atención de ellos. Para que los alumnos aprendan, el profesor puede trabajar con fragmentos, películas o diversas otras formas de intertextualidad.

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