quinta-feira, 12 de junho de 2008

Taller de Eduardo

El dominio castellano puede dividirse en dos grandes zonas: la septentrional y la meridional. La diferencia básica entre ambos dominios reside en la diferente pronunciación de la /s/ al final de sílaba. Mientras que en la mitad norte ese sonido se pronuncia, en la mitad sur se convierte en una /h/ aspirada que, en ocasiones, se pierde al final de palabra. Ejemplos: espera frente a ehpera [ɛhˈpʰeɾa], colores frente a coloreh [koˈloɾɛh] o colore [koˈloɾɛ].
Por otro lado, en cada una de esas dos zonas se distinguen diferentes variedades geográficas como el leonés, el aragonés, el andaluz o el canario.
Las diferencias geográficas nunca son abruptas sino graduales, y la transición entre los diferentes dominios dialectales resulta progresiva. Así, por ejemplo, las hablas andaluzas, las hablas castellanas o las hablas leonesas no son homogéneas. No todos los andaluces sesean o cecean ni tampoco todos los leoneses distinguen la /ll/ de la /y/ en la pronunciación. Entonces, ¿por qué hablamos de variedades distintas? Por varias razones:
Por su distinto origen histórico: No todas las variedades geográficas del español tienen el mismo origen.
Por la existencia de normas regionales de corrección.
Por la existencia de características específicas con las que asociamos la variación geográfica. Por ejemplo, aunque no todos los andaluces seseen, consideramos típicamente andaluz el seseo.



Ejemplo:

Letra del cantor español Alejandro Sánz:

Corazón Partio

Tiritas pa este corazón partío.
Ti-ri-ti-tan de frio
Tiritas pa este corazón partío,
Pa este corazón
Ya lo ves, que no hay dos sin tres,
que la vida va y viene y que no se detiene...
Y, qué sé yo,
pero miénteme aun que sea, dime que algo queda
entre nosotros dos, que en tu habitación
nunca sale el sol, ni existe el tiempo,
ni el dolor.
Llévame si quieres a perder,
a ningún destino, sin ningún por qué.
Ya lo sé, que corazón que no ve
es corazón que no siente,
o corazón que te miente amor.
Pero, sabes que en lo más profundo de mi alma
sigue aquel dolor por creer en ti
¿qué fue de la ilusión y de lo bello que es vivir?
Para qué me curaste cuando estaba herío
si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío.
¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero,
y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío,
¿quién me va a curar el corazón partío?
Tiritas pa este corazón partío.
Tiritas pa este corazón partío.
Dar solamente aquello que te sobra
nunca fue compartir, sino dar limosna, amor.
Si no lo sabes tú, te lo digo yo.
Después de la tormenta siempre llega la calma.
pero, sé que después de ti,
después de ti no hay nada.
Para qué me curaste cuando estaba
herío
si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío.
¿Quién me va a entregar sus emociones?
¿Quién me va a pedir que nunca le abandone?
¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
¿Quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién llenará de primaveras este enero,
y bajará la luna para que juguemos?
Dime, si tú te vas, dime cariño mío,
¿quién me va a curar el corazón partío?
¿Quién me va a entregar ...



El ceceo es un fenómeno lingüístico de la lengua española, por el cual los fonemas representados por las letras del alfabeto hispánico "c" (ante "e" o "i"), "z" y "s" se vuelven equivalentes, asimilándose a la consonante fricativa dental sorda [θ]. Es una de las características de la modalidad lingüística andaluza. Tal fenómeno domina sustancialmente el sur de Andalucía, hasta la zona del poniente almeriense, desde donde solo aparece al Norte y Este en puntos aislados.

Históricamente el ceceo ha tenido mucho peor aceptación social que el seseo, la otra solución posible de esta caractrística fonética dialectal que es el ceceo/seseo, conocido también como indistinción. Antaño los hablantes cultos de las zonas de ceceo andaluzas cambiaban esa articulación por la seseante.
En la actualidad existe en ciertos individuos de ceceo materno, la tendencia en situaciones de tensión idiomática, a sustituir su indistinción ceceante por distinción, normalmente andaluza (con ese predorsal o coronal plana).
No obstante, actualmente la pronunciación ceceante está mejor valorada entre los hablantes que la practican y la consideración social del fenómeno ha perdido normalmente, dentro del entorno mayoritario de su uso y en menor medida en el resto de Andalucía, el estigma que acarreaba frente al seseo o la distinción.
En la actualidad, mayoritariamente los ceceantes ya no ven necesidad de renunciar al ceceo y sólo manifiestan un cambio hacia la distinción o el seseo ocasionalmente, en contextos conversacionales de tensión lingüística en los que algún interlocutor sea no ceceante.

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